NUNCA MÁS DIGAS ¿EH, CUÁNTO PENSABAS PAGAR? - Capítulo 10. Proyecto 365
Desde hace unos días, mi sobrina de 16 años está en mi oficina. La invité a que pasara unos días por mi empresa, para que viera de primera mano, ¿qué es trabajar? y ¿cómo es el ecosistema de un emprendimiento? Aparte de que es una chica muy lista, me di cuenta que a esa edad, los adolescentes pueden aprender y entender cómo funciona el mundo de los negocios. Me puse a explicar cómo es que uno debe establecer precios por un producto o servicio; algo que me hubiese encantado saber cuando era universitario y hacía maquetas o perspectivas para mis compañeros.
Si tienes tiempo en los negocios, seguramente ya sabes esto. Sin embargo, me encuentro a muchos freelancers a los que les digo, dame una cotización por un servicio “X” y tengo respuestas como: “¿eh, cuánto pensabas pagar?” o para que suene más inteligente “¿Cuál es tu presupuesto?”
El ejemplo que le puse fue, si tu hicieras pulseras de hilo elástico y cuentas de colores ¿A qué precio les venderías las pulseras a tus amigas?
Después de divagar un rato le dije, mira lo primero que tienes que hacer es calcular tus insumos en este caso el hilo elástico y las cuentas. ¿Cuánto cuesta cada porción de materiales? Entonces le hago la pregunta: “Ya con esta información, ¿podrías darle un precio de venta a una amiga tuya?” y se quedó pensando con duda. Le digo “claro que no” y es que le faltaba el costo de la mano de obra, “el costo de pararse de la cama para hacer algo y pon mucha atención que aquí está el truco de ser un auto-empleado o tener un negocio: El auto empleado después de los insumos le suma su costo (mano de obra) y envía su oferta.”
En cambio alguien que hace negocios después de sumar el costo de mano de obra (que lo puede hacer el mismo u otra persona), le suma los riesgos que algo salga mal, los costos de indirectos de comercialización, su ganancia y la ganancia de la empresa para que crezca.
Imagínate que tus pulseras tienen un broche, a una de tus amigas se le rompe y hace un comentario como: “tus pulseras no están bien hechas”. Tendrías que repararla para darle un buen servicio y que no sea una mala publicidad. Entonces tienes que contemplar el riesgo de que algo salga mal, al principio no vas a saber con certeza cuánto reservar pero con el tiempo lo sabrás.
Para que entendiera esto le dije: “es mucho más fácil de lo que suena”. Que tal si te va super bien y les dices a tus primas que primero les vas a regalar una pulsera para que la utilicen y que por cada pulsera que venden les vas a dar 1 dólar, en otras palabras le vas a dar una comisión por la publicidad le den a las pulseras y si tus primas están en diferentes colegios estás expandiendo tu mercado. Pues ese dólar que pagaste y la pulsera que les regalaste es el costo de comercialización.
Ahora solo queda cuánto te quieres ganar, que te haría feliz, pero sabes que tienes competidores y no puedes abusar. Y lo último es que debes dejarle una parte de tu ganancia a tu empresa, así podrás contratar mano de obra que haga las pulseras por ti. Podrás invertir en publicidad en redes sociales, en automatización, el cielo es el límite.
Después de la charla le digo, ¿entendiste? espero que no resultara muy complicado, la cuestioné un poco y percaté que los conceptos principales quedaron claros. A veces menospreciamos la capacidad de los chicos para entender el mundo de los negocios, pero si quitamos de en medio una serie términos como activos, pasivos, retornos, rentabilidad, bursátiles y les damos ejemplos claros entienden perfectamente.