Si tuviera que enumerar mis 5 aficiones, más aficiones de todas las aficiones. Tendría que mencionar la música, el anime, aprender cuanta cosa se me ponga enfrente, el cine y el fútbol. En resumen soy un geek en toda regla y es que cuando algo me gusta, sencillamente no lo vuelvo a soltar. ¿Pero a qué viene esta introducción?
Existe un lado oscuro de ser emprendedor. Los emprendimientos son extremadamente demandantes, pueden llegar a ser tan exigentes y es que si no nos manejamos con balance podemos convertirnos en una sombra de nuestros propios sueños. Un emprendimiento puede convertirse en un hijo más, en tu esposa, en tu vida y eso no es saludable.
Atención, no digo que no me guste mi emprendimiento, de hecho me encanta y me considero de la pequeña minoría de las personas que hacen lo que les apasiona. Pero pongo un ejemplo, si eres una persona como yo, que disfruta comiendo chocolate y se somete a un experimento en donde al desayuno solo se alimenta con chocolate, al almuerzo chocolate, snack chocolate, cena chocolate y esto se repite un día, dos días, tres días, una semana, al mes no creo que duremos. Primero tendremos un coma diabético y segundo nos resultará exageradamente aburrido comer chocolate.
Cuando dedicamos: alma, corazón y entendimiento a nuestros proyectos es difícil dejarlos de lado mientras estamos en una cena familiar, reunión con amigos, si es que vamos o al tiempo que destinamos “libre”.
Pero si estamos tan cerca del canvas perdemos la perspectiva y el contexto. Cuando estaba en la facultad de arquitectura, en Expresión 1, el profesor nos insistía “suelta el pincel, párate, aléjate del cuadro, descansa la vista, si te obsesionas con los detalles perderás fluidez, ¿ya descansaste? Sigue pintando”.
¿Pero a qué viene la introducción? Parte de los ejercicios de motivación que tengo es: si hago una tarea que no debo aplazar, como este artículo, me doy pequeñas recompensas, como ver anime.
Y es que el anime me desconecta lo necesario para por unas horas dejar de pensar en presupuestos, cronogramas, cuentas por cobrar, cuentas por pagar.
Por unas horas me permite meterme en la mente de Shinichirō Watanabe y el mundo que creó, un mundo donde la Inteligencia Artificial llegó al punto que superó al ser humano, dónde la inteligencia es capaz de crear por sí misma, dónde la música que a mi parecer es el pináculo de la creatividad humana es producida únicamente por IA.