El día de hoy amanecí de un genio de esos. Por tal motivo tenía que, digamos, ponerlo al servicio de un bien mayor. Así que me dispuse a abrir el WhatsApp de mis amigos de toda la vida y les hago una pregunta con una mala saña, porque sabía que no había respuesta buena o al menos una que satisficiera de primeras mis ganas de pelea dialéctica. Les pregunté ¿Ustedes creen que un plan de negocios debe ser perfecto?
Típico de los psicólogos que nunca te van a dar una respuesta clara en el primer turno al bate, mi amigo el psicólogo me dice que le definiera perfección. Le insistí que me respondiera, que quería su opinión concreta, que estaba siendo demasiado ambiguo. Entonces me dice que debe ser flexible y adaptable, le respondo que sigue siendo críptico.
Por otro lado mi amigo que es emprendedor de tecnología, no entra mucho al juego y responde “que sea perfecto, pues no, tiene que tener contingencias” con esta frase lapidaria abandona el debate. Lo bueno es que con esa frase, sentó las bases para seguir discutiendo.
Entonces, mi amigo psicólogo, sigue con su discurso “el objetivo tiene que ser claro, pero el plan debe ajustarse a las circunstancias” por mi parte, cumpliendo con mi rol de troll, quizá porque no me había tomado mi café de las mañanas le digo sigues siendo extremadamente ambiguo dame un ejemplo.
Cualquier plan que sea rígido, estricto e inflexible tiene muchas probabilidades de fallar. Un velero es estable y fluye con la marea. Algo muy interesante de los veleros es su capacidad para aprovechar el viento venga de donde venga, un buen capitán sabe aprovecharlo, solo ajustando su velas. A eso me refiero con flexibilidad, entender lo que pasa a tu alrededor y hacer los ajustes para seguir en la dirección que definiste en un principio.
Gerardo González (amigo psicólogo)
No creo que sea la primera vez que hemos escuchado frases como “tenemos que hacer que nuestras empresas sean dinámicas” “las empresas que no son capaces mutar con el comportamiento del usuario” o “hay que ser flexibles”. Y al parecer todo el mundo está de acuerdo y hay que darlo por hecho, entonces ¿Qué rayos significa eso y con qué se come?. La mejor forma de entender estas ideas es materializarla en ejemplos de la vida diaria.
Para redondear la idea del velero le digo “gran metáfora, pero antes de siquiera montarte en el velero ya tienes una hoja de ruta, calculaste las provisiones para el viaje, miraste la tabla de mareas, asignaste recursos, preparaste contingencias” Entonces maticé la pregunta inicial ¿Por qué un plan de negocios no puede ser perfecto?
Las veces que he intentado hacer algo perfecto y no resulta exactamente como lo planeé, yo dejo de valorar los logros o avances y me concentro únicamente en lo que no funcionó. En cambio, cuando entiendo que ajustando y adaptándome también puedo lograr lo que quiero, aún cuando no sea exactamente como lo imaginé en un principio, me hace igualmente feliz y con menos frustración. Lo importante es el objetivo, si no lo tengo claro ¿cómo sé que lo logré?
Con estas interesantes respuestas de mis amigos me di por satisfecho y continué mi jornada.