Algo que he aprendido en este tiempo emprendiendo, es que los emprendedores vivimos tiempos diferentes a los trabajos tradicionales. Para que se entienda bien y desde el principio no digo mejor, ni peor, digo diferente. Y como ocurre usualmente cuando nos enfrentamos a algo diferente, nuestra primera reacción es rechazo e incomprensión.
Si, lo sé, si eres emprendedor seguro te han dicho esta frase y si aun no lo eres, seguro te lo dirán y mucho.
Me acuerdo cuando empecé con mi empresa, mi suegra estaba totalmente asustada ¿Qué pasaría con su hija? y es que según ella yo “no tenía trabajo”. Un día pasa la barrera de la vergüenza y me dice “mira que hablé con un conocido, para que tuvieras un trabajo de medio tiempo mientras haces los trabajos de tu empresa y si tienes suerte hasta te contratan fijo”.
Creo que pasé por toda la gama emocional, desde el enojo, desconcierto y al final exploté en risa. Fue hilarante, si tomo en cuenta que mi negocio es bastante tradicional, que se hubiera esperado si le digo que soy un YouTuber o Freelancer o que estoy montando un negocio de e-commerce.
Le pregunté ¿por qué piensa que no tengo trabajo? Y su respuesta fue: porque veo que trabajas desde casa, hay días que sales tarde de casa, otros llegas temprano.
Entonces le explico, entre risas, es que: si tenía un trabajo y que para mí todos los días son lunes. Si tenía que trabajar domingo trabajaba. Si me levanto más tarde, seguro es que el día anterior trasnoché terminando un proyecto; si estoy con el celular es muy probable que esté atendiendo a un cliente. También me acuerdo que le expliqué que teníamos planes de alquilar una oficina, pero que por el momento teníamos una oficina virtual a la que íbamos principalmente para tener reuniones con clientes.
¿Por qué llego temprano? Fue más difícil de explicar y es que ni yo lo tenía muy claro en ese entonces. Recuerdo que mis primeras vacaciones cuando comencé con mi negocio fue un resfriado, que por descuido mío y no querer parar de trabajar porque “todos los días son lunes”, se transformó en una neumonía. Lo sorprendente fue que el tiempo que no estuve, mi emprendimiento siguió sin mi. Y no fue magia, fue organización.
Y es que es allí donde está el truco. Primero tenemos que tener claro qué nos impulsó a levantar vuelo y dedicarnos a emprender. Para algunos es no tener jefe, para otros es maximizar ingresos, pero para un grupo particular es tener la oportunidad de gestionar su tiempo.
Sin importar cual sea, lo más importante es mantener vigente el propósito, ya que si algo tienen en común todos los emprendimientos es que si queremos vivir de ellos, son altamente demandantes. Por ello tenemos que estar constantemente conectados con nuestro propósito para no desviarnos del camino y frustrarnos. Para así entender que todos los días son lunes, pero que también pueden ser viernes.