Ahora es el momento de la nube híbrida. Muchas organizaciones se han dado cuenta de la importancia de la tecnología de la información y la digitalización. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha arrojado una nueva luz sobre el valor de la gestión de riesgos. Esto plantea la cuestión de qué deben hacer las organizaciones ahora y en el futuro para mejorar las capacidades digitales y la agilidad.
La revolución de las tecnologías de la información ha sido una prioridad para muchos países. Uno de los principales objetivos ha sido encontrar formas de aprovechar la nube como modelo operativo para facilitar:
La gestión El escalado El intercambio de computación, almacenamiento, redes y protección de datos
La vía rápida hacia la transformación digital aumentó la demanda de modelos de nube pública y privada.
Incluso antes de la pandemia de COVID-19, varias organizaciones tomaron decisiones relacionadas con las transiciones de la carga de trabajo en la nube sin un plan o una visión a más largo plazo de lo que se buscaba.
Las soluciones se establecieron punto por punto en torno al software y los problemas individuales, pero estas inversiones a menudo no dan como resultado la mejor solución general.
Sin embargo, la necesidad de operaciones e infraestructura consistentes en todas las nubes es primordial, por lo que las organizaciones están descubriendo rápidamente que los modelos de nube híbrida son la estrategia correcta cuando se trata de costos, escalabilidad y seguridad a largo plazo.
En general, la nube pública es una solución única para todos a los que no les satisface las necesidades de todas las cargas de trabajo. Si bien es posible que las organizaciones se hayan movido rápido y, a menudo, hayan avanzado hacia múltiples nubes, ahora se encuentran en una expansión de nubes.
La complejidad de administrar muchos requisitos de seguridad y privacidad de datos puede resultar costosa. Por lo tanto, el objetivo es llevar a la nube pública sólo aquellas cargas de trabajo que más se benefician de ella. Adoptar este enfoque lleva a más organizaciones a adoptar una solución híbrida o la mejor combinación posible entre nubes públicas y privadas y el centro de datos.
Sobre todo, los puntos fuertes de una nube híbrida son su flexibilidad y apertura, lo que permite realizar cambios cuando se necesita una nueva dirección.
Con una nube híbrida, las aplicaciones de datos, los servicios y las cargas de trabajo se pueden administrar y mover a través de las nubes públicas y privadas utilizando la misma infraestructura y entorno operativo consistentes.
El desarrollo de una estrategia de nube híbrida debe comenzar con las aplicaciones de la organización. Primero, es importante analizar la cartera de aplicaciones de su organización y evaluar qué aplicaciones son generalmente portátiles a la nube.
Las organizaciones grandes o medianas suelen tener cientos, sino miles, de aplicaciones en su entorno, la mayoría de las cuales ni siquiera son compatibles con la nube sin cambios.
Una vez que las organizaciones hayan revisado y evaluado sus solicitudes, es hora de desarrollar un plan. Para cualquier organización con muchas aplicaciones, no es económicamente factible pasar a la nube con un solo impulso.
Este enfoque de implementación por fases hace que la etapa de diseño sea especialmente importante. Es crucial pronosticar el resultado esperado de su organización antes de iniciar la fase de diseño. Además, también es recomendable considerar la continuidad del desarrollo y control de riesgos.
Al crear un plan que considere el entorno apropiado para sus cargas de trabajo, podrá aprovechar la escala, la administración y la movilidad en una variedad de nubes, al mismo tiempo que garantiza la seguridad y la privacidad.