Hablemos de pérdida de oportunidad, tengo la sensación que hablar de esto es un terreno pantanoso y que es algo a lo que no se le da la suficiente importancia, pero para los que hemos aventurado al mundo de los negocios es brutal.
Es que tiro una pregunta al aire. ¿Quién no ha dicho? “Yo soy emprendedor y por eso no le tengo miedo a nada y hago de todo”. Ahora, en esa frase hay una trampa y además es mortal para nuestros emprendimientos “hago de todo” es llevar nuestra empresa al fracaso con toda seguridad y lo digo no como alguien que nunca se ha equivocado, lo digo desde la experiencia del error.
¿Por qué digo que “hacer de todo” es un error? Porque para “hacer de todo” requeriría tiempo ilimitado. El tiempo que dedicamos a hacer tareas que puede hacer un colaborador de menor experiencia, un umpa lumpa (para los mayores) o un minion (para los menores), es tiempo que no dedicamos a la estrategia, marketing, a idear cuál va a ser el nuevo producto innovador que vamos a sacar. El no dedicarle tiempo a esas actividades es la pérdida de oportunidad de llevar la empresa al siguiente nivel.
Hay umpa lumpas o minions que están deseosos de experiencia y que pagarían por esa experiencia. No es un asunto de ser un patrón cruel, despiadado y aprovechado, es tener la capacidad de atraer y retener talento. Solo se necesita acercar posturas y alinear intenciones, donde ambas partes tengan un beneficio. Después de tiempo en este asunto puedo asegurar que no todo se resume en dinero.
El otro error habitual y principalmente cuando no tenemos muchos proyectos en frente es aceptar lo que caiga. Siempre, siempre, siempre es mejor decir, NO, a tener un proyecto que no quieres o para decirlo más claro que nuestra empresa NO necesita.
No apresurarse, respirar y ver si a eso que estamos a punto de decir que “sí”, nos conviene no querer más de lo que podemos manejar. Esto no solo nos impide hacer bien nuestro trabajo, también dejamos a alguien que sí podía, sin negocio. Hay suficiente para todos.
La pérdida de oportunidad no es solo se trata de ver si algo nos conviene o no. En el pasado tuve proyectos muy rentables, pero que me han apartado de mis objetivos y al corregir me dí cuenta que he malgastado mi tiempo. Valorar nuestro tiempo es respetar nuestro proyecto de vida.